martes, 12 de enero de 2010

ComunaPeruPiura

Por el bien de TalaraRicardo Montero Lizama

Los desencuentros políticos en Talara son el pan de cada día. Sus autoridades se encuentran enfrascadas en pujas constantes y dimes y diretes con el fin de hacerse con el poder municipal. Incluso su refinería despierta pasiones que dan pie a opiniones un poco jaladas de los pelos si de imparcialidad se trata.

Siendo mi terruño, me siento obligado a expresar mi opinión al respecto. Primeramente, el problema político suscitado por la sentencia 03 del pasado 06 de enero, emitida por el juez de investigación preparatoria, Mario Mendoza, que suspende los derechos a Juan Castillo para ejercer el cargo de alcalde por el lapso de un año y ordenando en la misma que asuma el Ing. Vitonera.

Aplicando el sentido común y alguna consulta de jurisprudencia habida, diremos que, para ejercer el cargo de alcalde es obligatoria la resolución respectiva, expedida por el JNE (que la ostenta Castillo) y juramentar el cargo. Al presentarse esta figura, la posición del Ing.Vitonera es ambigua.

Y pasó lo que tenía que pasar, el JNE ratificó la resolución Nº 826-2009. Lo contrario hubiera originado un caos y sentado jurisprudencia peligrosa para el orden y el derecho.

Lo que hicieron los regidores con respecto al regidor Jimmy Cerro Sánchez, nombrándolo alcalde transitorio por el tiempo requerido, fue correcto, salvo mejor criterio. Lo otro y que concierne a la refinería, leí una columna de opinión de Aldo Mariátegui, en la que luego de cierto análisis un poco cargado, califica a la refinería como una cafetera vieja, llena de limitaciones y corrupciones.

Comprenderán que no podía estar de acuerdo en todo su contexto y si en reconocer los vicios surgidos del manoseo político y las múltiples formas que se crean para esquilmarla, al margen de ciertos manejos comerciales que afectan al Estado y al consumidor final, caso de la injusta aplicación para la compra de petróleo, del Precio de Paridad de Importación.

Todo esto por ser vicios subsanables y propias de administraciones sospechosas y manoseo político oscuro, no pueden justificar el mal trato ni evitar su modernización por ser de carácter estratégico y de obligación participativa en el sector energético, tal y como lo tienen nuestros vecinos de la región, que incluso operan en nuestro suelo. Son nuestros deseos que se de la paz política y se concretice la modernización de la refinería por el bien de Talara.

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